ENSALADA DE HOSTIAS

JULIORRIS

      Me confieso enganchada a la Cocina desde hace años, exactamente desde que vi a una gran cocinera matar a un conejo de una cachetada. Acabé por los suelos, mareada, y la cabeza del conejo rebotando de la puerta de la nevera al suelo, a mi lado, o yo al suyo, porque yo caí después. Debo aclarar que la cocinera era "gran" por grandota, y que yo tenía unos 10 años. Nunca he matado a un conejo, en realidad nunca he matado casi nada mayor que un centollo, y mucho menos de una cachetada, pero desde entonces los cocineros me empezaron a parecer seres de otro planeta, superiores y con un poder bestial en sus manos. Supongo que me podía haber ocurrido todo lo contrario y quedar horrorizada para siempre, pero aquel episodio no hizo más que aumentar mi curiosidad hacia estos seres capaces de transformar un simple tomate en una experiencia fantástica. Me afectó al coco, sí, pero para bien sorprendentemente.

      Desde entonces empecé a anotar las recetas de mi madre y mi abuela en cuadernos, me fijaba en los platos de los restaurantes y hacía puntillas para mirar por las ventanas redondas que dan a las cocinas. Me parecía un mundo aparte, lleno de aromas y sonidos, de actividad frenética a veces y de una concentración máxima casi siempre. Los cocineros eran casi magos, y algunos lo siguen siendo.

      Ahora tenemos uno de esos seres en GHVip... Cuando me enteré de que un cocinero entraba como concursante deposité todas mis esperanzas en él y cometí el error de adelantarme a los acontecimientos y pensar que sería mi favorito desde el principio...Luego vi que se trataba de Julius, uno de los cocineros estrella de Canal cocina y al que yo seguía habitualmente en su programa. No es que fuera uno de mis cocineros favoritos, pero me hacía gracia por ser larguirucho y simpaticote, con pinta de buena gente, aunque un poco marranete en la cocina y casi siempre estaba levantando el moco, como si estuviera resfriado. Pero bueno, era cocinero y decía que entraba a cocinar y a que sus compañeros aprendieran con él. Me pareció que tenía posibilidades, pues ya sabemos que quien se hace un hueco en la cocina de GH ya tiene un trecho ganado. Pero... cáscaras!!!! (no soy cursi, es por el tema alimenticio.... Cáscaras de huevos!!! mejor?).

      Supuse que por prudencia no se hizo fuerte en la cocina el primer día, ni la primera semana... Supuse que vio a Rosa como una maruja desesperada y le cedió territorio. Supuse que cocinaría platos ricos y variados para sus compañeros, y que haría unas compras espectaculares que darían para dar de comer a todos todos los días sin necesidad de pasar hambre cuando no superasen las pruebas. Más o menos como un MacGyver de los fogones granhermaníacos...Mucho suponer. No se hizo fuerte al principio porque quería hacerse indispensable más tarde. Por las buenas o por las malas. Sacó sus cuchillos y al mismo tiempo un carácter autoritario y mandón. Por sus guisantes que todo el mundo debía obedecer sus ordenes... OÍDO? ... SÍ CHEF!!

CHUCKLIUS

      Y es que al final está resultando que Julius es un poquito dictador, que le gusta que todos le den la razón, que piensa que no se equivoca nunca, que malmete y que cocina sobre todo mala leche. Me quedé de pasta de boniato cuando Lucía le preguntó si se podía poner un poco más de queso en la pasta, o cuando su amiga Raquel le pidió permiso para que su pan se lo pudiera comer fuera de la sopa de ajo. A ver... pedir permiso por comer la comida que es de todos?? Quién es el dueño de la comida?? No son todos responsables??. Pues parece que él piensa que no... Le encanta que le pidan permiso y que le rueguen...para poder negarse a todo. Llegó incluso a proponer que nadie pudiese coger nada de la despensa sin que antes él, Rosa o Raquel, sus principales palmeras además de Julián, dieran su permiso.

      Julius es un tirano alto y con greñas, y una voz cazallera, que asusta al más pintado. De momento la única persona que ha osado enfrentarse a su mal humor ha sido Belén, que le dijo que esa casa no era sólo suya, que era un metiche y un liante, pero no ha conseguido gran cosa con su hazaña. Es curioso que nadie se atreva a llevarle la contraria, ni a exponerle sus quejas, supongo que por ser el amo y señor de los cuchillos, y lo más probable es que repartiera como menú sopas con hondas y ensaladas de hostias. Todos sus compañeros están muertos de hambre y lo único que se le ocurre cocinar es sopa de ajo, crema de verduras y sopa de fideos, los macarrones, el arroz y el pollo son para días de fiesta por lo visto... Cuando alguien osa pedir un poco más o dar alguna idea para mejorar la situación lo único que obtiene es un rotundo NO por respuesta. Está convencido de que los concursantes de otras ediciones envidian lo bien que están comiendo en esta....Encima engreído.

      Está claro que en GH la cocina siempre ha sido fuente, por una parte de ventajas para quien la regenta, pues no suele salir nominado si lo hace medianamente bien, y es que ya se sabe que "barriga llena, corazón contento"; pero por otra parte también ha sido muchas veces fuente de conflictos, porque el cocinero se cree con la obligación y el derecho de partir y repartir, guardar y hacer guardar, decidir y controlar la alimentación y los alimentos de Todos. La cocina de Julius es un ejemplo magnificado de este último caso...

      En fin, que antes de que Julius, el que se llama a sí mismo "el hijo de Chuck Norris, que caza tiburones con los dientes", se los coma a todos con patatas, por mí le daría el Premio Limón o el Premio Anemia Galopante, o el programa "Adelgazando rápido con Julius". Pero mejor le digo:

Julius, recoge tus pistolas, digo...cuchillos....y vete!.

PK-Grosella