RESISTENCIA

      El objetivo y las intenciones siempre suelen ser buenas ante el anuncio de un reality como Gran Hermano VIP, leía eso de “divertirnos” “pasarlo bien” etc. etc. y sentía sana envidia. La experiencia me decía otra cosa y más aún cuando poco a poco fueron confirmándose los concursantes, no era mi intención participar pero conociéndome sabía que no tardaría en entrar, y sabía que no para divertirme precisamente. Hoy, tras varios días de concurso no he visto blog, foro o red social en el que la gente que participa en ellos se esté divirtiendo, al contrario, se está observando el “concurso” con enorme preocupación por todo lo que de él emana.

      Hoy deberíamos estar hablando, debatiendo o incluso apostando, votando o defendiendo de alguna manera a alguno de esos concursantes, sin embargo solo veo resistencia.  Resistencia a aquello que creemos inevitable y que mucha gente nunca se atreve a decir por su nombre. Olvido Hormigos será la primera expulsada por la audiencia con un porcentaje altísimo de votos, nada que discutir, la audiencia es soberana y la popularidad de Belén Esteban hará que su ejército de seguidores le hagan caso y den con la toledana en la calle. En condiciones normales sería lo justo, así está escrito el juego y los votos mandan. Indiscutible. Luego, si acaso, podremos refunfuñar o quejarnos del favoritismo que una trabajadora de la propia cadena pudiera tener o no, o de los medios puestos a su alcance para proseguir en su propia promoción, de los programas aleccionados para fomentar el voto a su favor y todas esas cosas de todos conocidas. Pero no.  Creo que no hablaremos de ello. Hablaremos de otras cosas.

      Lo que nos están ofreciendo es un envoltorio, un algo recubierto de concurso que utiliza su propio nombre y que se aprovecha de la popularidad y del trabajo de quince años de historia, que utiliza toda su infraestructura de medios y seguidores para conseguir un objetivo bien distinto al que se presupone de entretenimiento. De hecho no nos estamos divirtiendo. Seguramente será share, ese pico de audiencia que a final de año consiga aventajar a la competencia por  unas décimas y les permita anunciarlo hasta en los informativos. Un chantaje y una estafa en toda regla. Partimos desde una mentira. La gran mentira.

      Desde hace tiempo algunas mentes pensantes en cuestiones de medios de comunicación sabe o deberían saber que ya no todo es lo mismo, ahora no basta con el engaño, con la trampa o simplemente con una buena intencionalidad, se necesita algo más. Hemos tragado durante mucho tiempo, hemos callado y nos hemos aguantado, hemos sido fieles hasta el convencimiento de estar ante nuestro programa favorito, nos hemos convertido en “frikiespectadores” activos y hemos participado de todo su entramado, nos hemos divertido y nos hemos aburrido, pero todo ha sido perdonado. Ahora no. Ya no. Desde el auge de las redes sociales se ha abierto una nueva ventana al mundo de la comunicación, ahora todo se ha vuelto un poco más incontrolable y no hablo solo de la televisión, podría hablar de la política o de la sociedad misma. La gente ahora ya no se calla sino que lo saca todo y por un extraño efecto de ojo a ojo a y a golpe de click interacciona en masa sin necesidad de ir abriendo complicadas puertas. Somos miles, millones... y nos sorprendemos cuando a golpe de pensamiento observamos que siempre hay alguien que piensa igual que tú. Y lo que es más importante, siempre sabes que habrá alguien que te estará observando, leyendo.

      Ahora no se pueden ocultar tanto las cosas. Tele 5 debería saberlo. Lo que está ocurriendo en la casa puede tener un efecto boomerang contra sus propios cimientos, contra algunos de sus programas o contra algunas de sus estrellas. La gente ha perdido el miedo a muchas cosas, a éstas también. Si proseguimos por el camino del “hacemos lo que nos da la gana” y de la dictadura de las imágenes manipuladas va a ver un serio problema, ya no basta con aquello de si no te gusta cambia de canal, no, yo podría hacerlo y seguir mi vida por donde solía, pero siempre habrá otro, y otro, y otro más que continuará con esa cadena que tú voluntariamente has dejado. La cosa ya no es tan sencilla. Esa red que hasta ahora nos había atrapado solo a nosotros, ahora nos tiene a todos atrapados, incluidos ellos.

      Belén Esteban, Sálvame, Gran Hermano VIP, Tele5, Jorge Javier Vázquez, Kiko Hernández, Vasile, etc. etc. deberían darse cuenta que el tiempo pasa, y pasa a una velocidad de vértigo. Es irrefutable el éxito cosechado durante tantos años y admirable la capacidad de reinventarse cada día, pero todo se agota. Y creo que estamos vislumbrando esa fase en ciernes. Ya no todo vale. Belén Esteban, su símbolo, la bandera sobre la que se ha escondido una determinada forma de hacer televisión ha cometido el tremendo error de entrar en la casa de Gran Hermano. Palabras mayores. Gran Hermano y Belén Esteban son contradictorios. La esencia de algo importante que en su día revolucionaron las televisiones de todo el mundo, otras formas, otras culturas, un fenómeno social a nivel mundial contra la loca del visillo o la mesa camilla, el andar por casa haciendo ganchillo o criticar hasta la ropa que se lleva puesta. La universalidad de un concepto, de una idea o de un fenómeno contra el azar del oportunismo o un simple producto de la mediocridad.

      Grave error. Belén y Tele5 se han confundido un poco. Es normal que el propio nombre les caiga encima con todo el peso del mundo sobre sus espaldas. Les ha venido grande el mero hecho de utilizarlo. Lo saben, e intentan cómo salir de ésta. Han caído en su propia trampa y ahora están intentando pedir ayuda. Si Olvido sale el jueves, nos callaremos y lo acataremos, pero observaremos incrédulos como ellos mismos se disparan sobre su propio pie. Belén Esteban, su ídolo, su símbolo, habrá apretado el gatillo.

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